Testimonio de las Verdades Clave
Así como los cantos tienen a menudo un testimonio detrás de ellos, existe uno tras el siguiente mensaje. Tal vez, si éste se relata, el lector lo apreciará más.
Un hermano joven en la congregación local, estuvo pidiendo a Dios que le diera entendimiento acerca de qué estudiar en la Biblia. Él se dio cuenta de que muchos creyentes son “especialistas” en las verdades menores, y pierden así el efecto de la mayor parte de la Palabra de Dios.
Un domingo en la noche, después de orar en el altar, el Espíritu Santo habló estas palabras con mucha claridad a su corazón: “Hay Siete Verdades Clave, las cuales cuando una persona o una congregación las entienda y se las apropie, podrá ir a cualquier lugar y enfrentar cualquier necesidad y yo le daré la victoria. Una de estas verdades es el significado del tabernáculo y otra es entender la división entre espíritu, alma y cuerpo”. Al mismo tiempo que el hombre estaba dividiendo el átomo, también yo estaba enseñando a la iglesia aquí, cómo dividir el espíritu del alma.
Tal como una verdad es tan importante para el progreso material del hombre, así el entendimiento y la aplicación de la verdad espiritual es igualmente importante para su progreso espiritual. Este hermano se levantó muy contento y determinó, como María, no mencionar nada sino sólo meditar estas cosas en su corazón.
Diez minutos más tarde, mientras hablaba con algunos recién convertidos en la entrada de la iglesia, otro hermano joven con su cara radiante, le interrumpió: “¡Dios acaba de mostrarme que él tiene Siete Verdades Clave, las cuales si uno las entiende, puede abrir la Biblia en cualquier lugar y explicar apropiadamente de qué se está hablando! Una de ellas es la verdad del tabernáculo y otra es la verdad de espíritu, alma y cuerpo”.
Ahora, el milagro de esto era que el pastor en su mensaje no había dicho ni una palabra que pudiera hacer pensar a alguien acerca de este asunto. Como yo soy el primer hermano, no puedo seguir callado, por lo tanto, les daré una mayor explicación de estas verdades. Para hacer corta una historia larga, las Siete Verdades Clave que Dios reveló, son las siguientes:
-
El tabernáculo
-
-
Muestra el Orden Divino para el individuo (justicia), y para la iglesia como un todo. De hecho, no podemos hacer justicia a estas siete Verdades únicamente mencionándolas; éstas también están divididas a su vez en siete partes.
2. El mensaje del Reposo.
El Reposo de fe (el apropiarse por fe de las muchas promesas), He. 4:1.
3. Las Verdades Vencedoras.
Éstas se ven en el modelo de la vida de Cristo. (El evangelio de Juan da los nombres compuestos de los siete “Yo soy” de Cristo).
4. El mensaje del Calvario.
Hay siete pactos del calvario, que se ven en Isaías 53.
5. El mensaje del dominio.
Un policía tiene legalmente autoridad sobre el delincuente, como se ve en su placa, pero tiene que imponerla con su macana, es decir, lo primero se da por medio de la autoridad, lo segundo, por la habilidad, de la misma manera es este mensaje, Gn. 1:26.
6. Salvación triple
para una creación trina. Justificación, tiempo pasado, debido al nuevo nacimiento; santificación trata con la comunión, mayormente en el tiempo presente; glorificación: “ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos”, Ro. 13:11. La justificación, de una vez por todas, nos da liberación de la pena eterna del pecado (el infierno). La siguiente nos libra, cada día, del poder del pecado, y la última nos librará de la presencia del pecado, II Co. 1:10.
El Espíritu es esa parte del hombre, como el lugar santísimo del tabernáculo, la cual puede ser ocupada únicamente por el Sumo Sacerdote, Cristo, y se encuentra vacía en el pecador, que al sentir este vacío busca en vano llenarlo de placeres. Cuando éste acepta a Cristo como su Salvador, hay una verdadera llenura y tiene “el fundamento que permanece seguro”, Cristo el hombre interior (I Co. 3:11); su espíritu es nacido de Dios y no puede pecar (I Jn. 3:9).
El alma, a diferencia del espíritu, es como la primera sección del tabernáculo, una labor diaria se debe realizar en ella, la de “renovación”. Así como esta sección tenía tres muebles llamados: la mesa de los panes de la proposición, el candelero para la luz y el altar del incienso, así es nuestra alma.
El intelecto contiene el pan de Dios, la voluntad es para resplandecer la luz, y nuestro corazón o vida emocional envía el dulce incienso de la adoración. Pues el alma es un ser mental, social y emocional. Mientras el espíritu está consciente de Dios, el alma por naturaleza está “consciente de los demás” (la santificación la hace estar consciente de Dios también, al conformarla cada día a la perfección de Cristo). El cuerpo está consciente de sí mismo y contiene al espíritu y al alma.
Cuando uno entiende la salvación triple: pasada, presente y futura, entonces se comprende que en la Palabra de Dios no hay contradicciones. Por ejemplo, en la epístola de Juan se establece que “seremos semejantes a él”. ( I Jn. 3:2). Después vemos que estamos siendo hechos como Cristo (I Jn. 3:3), y más adelante encontramos que “como él es, así somos nosotros en este mundo”. ( I Jn. 4:17). Dios nos considera perfectos como Cristo.
El primer versículo se refiere a la glorificación de nuestro cuerpo, el segundo, a la santificación de nuestra alma, y el último, a nuestro espíritu renacido, la justificación. Podemos seguir analizando más pasajes de la Biblia, pero por el bien del presente tema, seguiremos adelante.
7. Las Verdades Dispensacionales. El cuadro general del tiempo y sus profecías cumplidas.
Una tarde, por dirección del Espíritu, se empleó en dividir las epístolas de Pablo a las siete iglesias en sus diferentes temas. Se descubrió que sus escritos a cada una de las iglesias embonan en estas Siete Verdades Clave. Ellas deben ser importantes; y si por su evangelio vamos a ser juzgados y establecidos (Ro. 2:16; 16:25, etc.), el Espíritu nos vivificará estas Verdades.
La primera Verdad Clave, entendida y aplicada, nos pone en su voluntad. La segunda, prueba que estamos en su voluntad. La tercera nos da la protección de su voluntad. La cuarta nos ministra la paz de su voluntad. La quinta nos otorga el poder. La sexta, el triple propósito y la séptima, la preeminencia o supremacía a través de su voluntad.
José y Daniel, por interpretar acertadamente las Verdades Dispensacionales fueron elevados al trono. El ministerio séptuple de la sabiduría es ejecutar estas Verdades Clave, Pr. 9:1-6.
También vemos cómo Dios enseñó a Israel estas Verdades. En Sinaí, el Señor les dio las Verdades del tabernáculo (Éx. 25:8). La jornada de Israel por el desierto bajo la nube de Dios, fue la manera del Señor para enseñarles el reposo a pesar de las más adversas circunstancias. (Is. 63:14).
Después las Verdades Vencedoras fueron practicadas, cuando ellos vencieron a Canaán. Las Verdades del Calvario, redención del opresor, se observan en Jueces. Las Verdades de dominio se miran en que el reino se extendió bajo los reyes. Pero Jesús, “Yehoshuah” o “salvación”, y sus testigos (aún hoy día) han declarado las Verdades de la salvación a Israel.
Un día, el pueblo de Israel entenderá el plan de las edades y su parte en él, cuando los israelitas contemplen a aquel a quien traspasaron. (Zac. 12:10). “Sea así. Ven, Señor Jesús”. (Ap. 22:20).