
Lázaro ven fuera!
Había muchas personas en Israel en el reino de Elías, pero solo una, Naamán, el leproso, fue sanada. .

Así fue en los días del ministerio terrenal de nuestro Señor, y continúa hoy. Porque «una gran multitud de impotentes, ciegos y enfermos, esperaban el movimiento de las aguas en el estanque de Betesda (Juan 5:3), y sin embargo, cuando Jesús, el Hijo de Dios, pronunció su palabra de mandato: «Toma tu lecho y anda», solo una obedeció y fue sostenida. Todos aquellos enfermos y afligidos del pueblo de Dios habrían resucitado tan completamente sanados como el hombre que obedeció la Palabra, si tan solo hubieran creído.
Esto nos presenta la imagen de la incontable multitud del pueblo de Dios que hoy está enfermo y afligido, esperando el movimiento de las aguas de la muerte para liberarlo, atado a las fuertes cadenas de una fe negativa, mientras que aquí y allá el santo se atreve a CREER en la palabra de la promesa de Dios y es milagrosamente liberado.
Así, no es la aflicción la que mantiene al pueblo de Dios en cautiverio, sino el pecado de la INCREDULIDAD que lo mantiene en prisión. Probablemente el mayor desafío: uno de nuestro Señor Mesías y del poder de Su Palabra, se manifestó en Su ministerio terrenal. Estudió ante la tumba abierta de Lázaro, con el olor a carne putrefacta emanando de la visible figura muerta del hombre interior. Aquí Jesús, el Logos, velado en carne, se probó a sí mismo y a su Palabra, al vencer incluso el poder de la muerte, y exclamó: "¡Lázaro, sal fuera!".
Más adelante profundizaremos en la historia y veremos que quien estuvo muerto durante cuatro días resucitó gracias al poder recreativo de la Palabra de Dios. Lector afligido, dado que Dios ha "enviado su Palabra y los ha sanado", y tú estás rodeado de tal nube de testigos, tanto en la Biblia como entre ustedes ahora, ¿qué te impide ser bautizado o fusionarte con esta Palabra de vida, y ser completamente liberado de tus derrotas físicas y espirituales?
Tu sufrimiento proviene de tu incapacidad para comprender la plena trascendencia de la obra redentora séptuple de tu Salvador en la cruz. Si pudieras ver su sufrimiento séptuple representado en Isaías 53:4-5 para que pudieras obtener una redención plena y completa, entonces conocerías (tendrías fe) en tu posesión adquirida, que es la salud divina, tanto para el cuerpo como para el espíritu. Sansón, con los ojos cegados, encadenado al cuello, caminando sobre la interminable rueda de molino, en esa prisión de sus enemigos, recordó de repente que el poder de Dios, mediante la fe, estaba a su disposición. Entonces, con la fe liberada, derrotó a los enemigos que lo habían derrocado y se ganó un lugar entre los héroes de Dios mencionados en el capítulo once de Hebreos. La razón principal de nuestro Señor para desear tu liberación, mediante la fe en Él y
Su Palabra, es que la obra del diablo (1 Juan 1:1;8) sea destruida de tu vida y que el oprobio del pecado y la enfermedad sea quitado. Porque el pecado o la enfermedad en tu vida manchan la honra de Su nombre, y Él nos guía por sendas de justicia, que son sendas de victoria, por amor a Su nombre (Salmo 2:3;3). Su propósito eterno de tener un pueblo a Su imagen y semejanza es la razón por la que Él proveyó sanidad para todos, para que pudiéramos glorificarlo en nuestros cuerpos, que son los templos humanos de Su Espíritu Santo.
Sí, Jesucristo sigue siendo nuestro Sanador Divino, pues el apóstol Pablo escribió en Hebreos 13:8: "Jesucristo es el mismo ayer (hoy, y hoy, y por los siglos)". Las aflicciones no son más que el pecado manifestado en la carne, y por esa razón la profesión médica no puede sanar casos de aflicción prolongada. Todo se remonta a aquel momento en que tus ojos y pensamientos estaban en aguas turbulentas en tu vida, y al no disciplinar tu pensamiento, caíste en el pecado de la incredulidad, expresado en males mentales como la preocupación, el miedo, el odio, la sospecha, la codicia, la rebelión contra Dios, etc. Así, tu enfermedad comenzó desde dentro. Debes mirar al Cordero de Dios y vivir, juzgándote a ti mismo con arrepentimiento, incluso poniéndote del lado de Dios en tu contra, en esos pensamientos y actos de incredulidad. En algún momento has perdido la conciencia de Dios, o la conciencia de tu. El Sanador interior, el Espíritu del Logos interior. Adán nunca habría sido derrotado si no fuera porque tuvo conciencia de sí mismo.
El apóstol escribe en 1 Juan 3:12: «Amados, si vuestro corazón no nos reprende (con dudas, temores e incredulidad mental), entonces tendremos confianza (fe) en Dios. Y todo lo que pedimos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que le agradan». Esto te lleva a la victoria en Cristo. La falta de fe en la Palabra de Dios y de actuar conforme a ella lleva cada ano a miles de cristianos a la prescencia del Senor en el último acto de sus vidas en la tierra siendo uno de desobediencia y pecado.
Ellos fallan en obedecer el mandamiento de Dios cuando están enfermos, en Santiago nos diece que cuando estemos enfermos “si hay alguno enfermo entre vosotros (creyentes) deben (mandamiento) llamar a los ancianos de la iglesia, y dejar que ellos oren por ustedesm y la oración de fe salvará al enfermo, y el Senor los levantará; y el que hubiera cometido pecados se les será perdonados “ En las iglesias donde este mandamiento es negado y rechazado no reciben la confirmación de Jesucristo dada en su palabra con las senales que siguen, como él nos lo ha prometido. “Y estas senales seguiraán a los que creyeren (tienen fe) En mi nombre ellos echaran fuera demonios, hablarán nuevas lenguas y pondrán sus manos sobre los enfermos y ellos sanarán”.
Esto nos hace preguntarnos de como esas cosas pueden ser? Por la obediencia estricta a la Palabra escrita. Él nos da acceso a la Ley de la Fe, Jesús el gran Maestro mostro a los hombres como la ley sobreexcede a otras leyes, siendo una ley creativa de Dios. Cristo creyó que la tierra existiría, Él creyó que la luz aparecería y el sol y la luna ha alumbrado la tierra desde entonces. Él creyó que el paralitico caminaría, que el soro escucharía, que el ciego vería y que el leproso sería limpiado, de la muerte a la vida, que la tormenta cesaría y que los 5000 hombres comerían de unos pocos panes y pescados.
Este PODER que Él ha dejado en el Espíritu de Cristo mora en nuestros corazones por la fe, y cuando llegamos al final de nuestra semejanza carnal y vemos su obra completa de unión, somos tan conscientes de su poderosa presencia en nuestros corazones que también podemos CREER que los cojos caminarán, los sordos oirán, los ciegos verán, y realizar todos los milagros que Él hizo, pues Él ha prometido que, mediante la misma Ley, podremos hacer todo lo que Él hizo. Con esta Ley de CREER operando en nuestros corazones, ya no dudamos ante las promesas del Dios Todopoderoso; lo invisible se hace visible, y la FE se convierte en el título de propiedad o la sustancia espiritual de las cosas que hemos esperado.
"TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE".
Ahora llegamos a la historia bíblica de la resurrección de Lázaro, como se registra en el capítulo once del Evangelio de Juan. La escena se desarrolla en la pequeña aldea de Betania, a las afueras de Jerusalén. En la humilde y diminuta casa de Lázaro vivían sus dos hermanas, Marta y María, y nuestro Señor se había detenido allí muchas veces para descansar y convivir con ellas. En este extraño drama humano, vemos que el gran Maestro Jesús sufrió incluso antes de ser clavado en la cruz romana, pues aquí, en este hogar, debe enseñarles, junto con los discípulos y con nosotros, los siete pasos de la fe que conducen a la victoria segura sobre el poder del enemigo. Debe enseñarles a ellos y a nosotros.
CÓMO IDENTIFICAR nuestra fe y determinar de QUIÉN es. Esta experiencia de traición le mostró a sus hermanos y hermanas que la fe humana es mental, siempre negativa, y se paraliza por el miedo al enfrentarse a una situación humanamente imposible. Pero la fe creyente de Dios, centrada en Cristo y basada en la Palabra, es sincera y nunca flaquea ante la aparente derrota.
El PRIMER PASO DE FE de Marta se dio cuando salió corriendo de casa para acercarse a Jesús. Su hermano había muerto y estaba enterrado, y era el cuarto día, y Jesús, el amigo más querido de su hermano, no había venido cuando ella le comunicó que Lázaro estaba enfermo. Debió darse cuenta de que no podía confiar en la amistad humana, pues a menudo no cumple con las expectativas y deja a uno herido y aturdido por la decepción. Esta prueba de su fe fue también una verdadera prueba de su amor por el Señor. ¿Podría acudir a Él ahora, después de que aparentemente les había fallado en la hora de la prueba? Sí, ella sabía que, de alguna manera, Dios tenía un propósito en todo, y ella viene a encontrarse con su Señor en el camino. Esto nos enseña nuestro primer paso de fe: que cuando todos los amigos hayan fallado, encontraremos a nuestro Cristo resucitado esperando que nos alejemos de toda ayuda humana y acudamos a Él con nuestras dificultades y problemas desconcertantes.
El SEGUNDO PASO DE FE hacia la victoria final se ve en la declaración de Marta al entrar en la presencia del Señor:
Y aún viéndolo solo a través del velo de su dolor: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». «Pero sé que incluso ahora, todo lo que pidas a Dios te lo concederá». Aquí vemos en su corazón una fe renovada, que aunque todavía débil, tiene un toque de esperanza. Ella, como incontables millones de cristianos, busca alivio en las oraciones de personas «mejores», como sus pastores, sacerdotes, etc. Marta reconoció aquí a Jesús como Señor de sus necesidades espirituales, pero no vio en la expiación y profecía de Isaías a Jesús como Señor de sus necesidades físicas, al igual que nuestros cristianos denominacionales de hoy.
El TERCER PASO DE FE de Marta, mientras Jesús la ayudaba a encontrar su fe, dijo: «Tu hermano vivirá de nuevo». Jesús sabía muy bien que ella creía en la resurrección final y en su poder para, en ese día, reconstruir el cuerpo descompuesto de su hermano para su traslado. Entonces, ¿por qué flaquearía su fe ante la idea de que este mismo Jesús lo hiciera entonces?
Cada uno de ustedes, lectores afligidos, también SABEN y tienen fe en la resurrección final y en el poder de Dios para recoger el polvo de su cuerpo muerto para su traslado. Entonces, ¿por qué no pueden CREER QUE ÉL PUEDE HACERLO AHORA? Es porque su FE aún está ligada a la carne, y aún viven en el ámbito de la razón, aún en la tercera dimensión, cuando, al ascender por la escalera de la fe, superarán las limitaciones de las cinco sentidos humanos las cuáles mantienen en cautiverio tu poder de creer y te libera hacia la cuarta dimensión, el reino de la fe. Marta estuvo en la presencia del Logos, revestida de carne, así como tú tienes su Espíritu de vida morando en tu corazón creyente y estás continuamente en su presencia.
¿Acaso olvidó tan pronto que las palabras de este mismo hombre de Galilea resucitaron a la hija muerta de Jairo y al hijo único de la viuda en el cortejo fúnebre de Naín?
EL CUARTO PASO DE LA FE para Marta llegó cuando Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?». Así como el buen pastor guía a sus ovejas a los verdes pastos, Él la guiaba a ella, por los senderos de la fe, hacia donde pudiera encontrar descanso junto a las tranquilas aguas de su Palabra. Él la estaba invitando a CONTAR CON ÉL en la PALABRA, porque Jesús sabía que ella, como nosotros, podía tener las promesas que podía CREER, en la Palabra de Dios. Cómo la incredulidad humana nos impide acceder a las posesiones que Dios nos ha provisto, impidiendo que su Espíritu, que mora en nosotros, obre con una fe milagrosa y elimine de nuestras vidas el oprobio del pecado o la enfermedad. Marta aún no había traspasado la línea invisible que atraviesa la vida misma y separa la carne del espíritu, y solo podía ver en su Señor, al Cristo del otro mundo.
EL QUINTO PASO de la FE se convierte en una prueba de fe, en la que debe aceptarlo o rechazarlo en su plena deidad. En el dulce descanso de la presencia de este Amigo Mesiánico, su fe había crecido gradualmente, hasta que rompió el último grillete de su egocentrismo y exclamó: «Señor, CREO QUE TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS». Su redención plena finalmente ha amanecido en ella, y ahora la fe la lleva a los cielos, y sus trabajos, dudas, temores y sufrimientos han quedado atrás. Marta, en este punto, ha entrado en el REPOSO DE LA FE, o el lugar donde la fe del creyente realmente descansa, en "lo que dice la Palabra de Dios". Este es el lugar de COMPROMISO COMPLETO que algunos llaman "orar hasta el final".
Desde este punto, ya no tienes dudas, miedos ni preocupaciones, aunque el problema parezca más imposible que nunca. Has entregado tu situación, con fe, a Jesús, y Él no tiene problemas, así que es seguro que se cumplirá. Ahora ella contaba, no con un sacerdote terrenal ni con un amigo humano, sino con el Hijo de Dios, cuya Palabra de honor está en juego, y quien moverá cielo y tierra para que Su Palabra se cumpla. Marta sabía que Lázaro volvería a vivir, y sabía que entonces viviría. Para entonces, habían llegado a la tumba que contenía el cuerpo de Lázaro, y el..
SEXTO PASO DDE FE de nuestro Señor, o prueba de fe, se cumplió tal como Él ordenó: «Remuevan la piedra». Puedo ver a Marta corriendo a la entrada de la cueva y aferrándose a la piedra que sellaba a su hermano. Ella sabía que Lázaro saldría vivo. Esto es FE CREYENTE. Lectores que sufren, afligidos y atados a una tumba de sufrimiento, ¿cuál es la piedra que necesitan quitar para poder salir sanos y salvos de nuevo? ¿Es el odio o la amargura hacia alguien que les ha hecho daño? Pídanle a Dios que se los muestre y quítenla del camino. El miedo es la piedra que más aguanta en las tumbas de aflicción.
CREES que NO vas a sanar, y que la CREENCIA NEGATIVA es lo suficientemente poderosa como para sostenerte. Tu testimonio te sostiene o te libera, pues muestra lo que hay en tu corazón. ¿Te mantienes afligido testificando constantemente a favor del diablo, contándole a todos sobre tu condición, lo que dice el médico o lo insoportable que es? Deja de permitir que el diablo te engañe; no tienes que sufrir durante años hasta que la muerte te libere; la Palabra de Dios dice que puedes sanar AHORA, y puedes aceptar tu sanidad, por la autoridad de la Palabra de Dios, en los méritos de la sangre derramada de Jesucristo, tu Redentor.
Comienza a agradecerle por la posesión adquirida, la Salud Divina, por la que Él sufrió, para que la tuvieras cuando CREES. Alábalo hasta que el Espíritu Santo vivifique la Palabra para materializarla, y cuando la veas materializarse, alábalo hasta que se complete. La alabanza abre las puertas del cielo y derrama bendiciones. Con la piedra removida, el hedor a muerte afianzó la fe de Marta, más en la Palabra, y ella esperaba a cada momento ver a Lázaro levantarse y saltar de su tumba. Pero nuestro Señor primero debía alzar su voz al Padre, incluso antes de que Lázaro diera señales de vida, mientras continuaba guiándonos a Marta y a nosotros por el camino de la fe en Dios.
El SÉPTIMO PASO de la FE se convierte en un acto de amor, con un corazón rebosante de alabanza hacia Aquel que nos ha dado la victoria completa sobre cada derrota y malestar de la vida. Mientras Lázaro salía, aún atado con las vendas de los muertos, nuestro Señor dio otra orden definitiva: «Desátenlo y déjenlo ir». Aquí vemos al liberado, deseando liberarse por completo de todos los enredos mundanos que invitan a dudas, temores, preocupaciones y los trastornos mentales que causaron el problema anterior. En este lugar de fe victoriosa, uno deja de lado los dictados de la voluntad, que nos lleva a andar «en la carne», y obedece a su Señor para «andar en el Espíritu», en el camino de la santidad, donde nuestra vida es completamente santificada o apartada para la gloria de Dios. Para quienes viven en la carne, la fe está atada a la tierra y solo cree lo que ve. Mientras que en el camino espiritual, se camina con Dios creyendo, donde se cree y luego se ve.
En esta nueva era atómica, el avance de la ciencia, después de seis mil años, está a la vista del lugar donde el pueblo de Dios ha estado siempre. La ciencia, operando dentro del ámbito de la razón durante siglos, no creía nada que no pudiera ver, sino que ha profundizado en los secretos más profundos del vasto universo de Dios y ha descubierto que toda la materia del universo está compuesta por el diminuto átomo, que, con sus electrones en movimiento, es en sí mismo un universo en miniatura.
Ahora saben por qué flotan las nubes y muchas otras preguntas que durante años los desconcertaron. Esto se debe a que cada cosa se forma a través de una disposición diferente de átomos.
Por lo tanto, la ciencia ahora puede ver cómo será posible en pocos años, mediante la ciencia, lograr la curación instantánea de casi cualquier enfermedad o aflicción, aprendiendo cómo formar las diferentes disposiciones de los átomos. El Dr. Panl Henshaw, uno de los principales radiobiólogos que ayudó a perfeccionar la bomba atómica en la última guerra, trabajando en Oak Ridge, Tennessee, afirmó recientemente que los diminutos átomos que componen las células vivas ahora pueden ser guiados por la energía atómica, mediante radiaciones de alta energía, como partículas alfa, beta, rayos gamma y neutrones.
Así, no solo se pueden guiar estas células vivas, sino también marcarlas con sustancias utilizadas en el cuerpo, incorporándoles átomos radiactivos, y seguir su recorrido a través del cuerpo. De este modo, las células que están DESTINADAS A FORMAR PIEL, SANGRE, HUESO O TEJIDO, pueden, mediante microcirugía de radiación, ser inducidas a asumir una capacidad proliferativa inusual y a FORMAR NUEVAS Y notables partes DEL CUERPO, donde sea necesario.
Así, en un futuro cercano, esperan poder cambiar la disposición de los átomos en el cuerpo enfermo o afligido a la de los átomos sanos, pues AMBOS ESTÁN COMPUESTOS SOLO DE ÁTOMOS. Así que, querido hermano o hermana enfermo o afligido, ¿por qué debería tu fe vacilar más ante las promesas de Dios Todopoderoso, quien es la Causa Primera de toda la creación y quien formó cada átomo? «Si la ciencia se acerca a esta bendición milagrosa, ¿por qué no creer en Dios y confiar con fe en la autoridad de Su Palabra? La fe es la ley que hará ese cambio en ti AHORA, pues creer con fe cambia instantáneamente la disposición de estos átomos, como ocurrió en el cuerpo putrefacto de Lázaro, muerto durante cuatro días, transformándolos de nuevo en células vivas, fuertes y sanas. La PALABRA del Señor de toda la creación te llama:
«¡LÁZARO, VEN FUERA!».