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Rueda de cerámica

Venciendo el Temor

En vista de que hay siete anhelos del alma, deseos sicológicos, también hay siete clases de temor. Cuando el enemigo sujeta estas áreas bajo su control, esto resulta en temor. Por lo cual hay siete temores básicos. Éstos son cómo siete ramas mayores de las cuales se derivan muchas ramas menores, es decir, clases menores de temor.


Moisés es un ejemplo del temor de Dios. Esto se ve en sus siete viajes al monte Sinaí. En cada viaje miramos una progresión del temor de Dios en la vida de Moisés. Sin embargo Dios primero tuvo que purgar de Moisés sus temores personales.


El siguiente estudio de Éxodo 3 y 4 muestra el proceso de la divina extracción de estos temores. Hay una aplicación práctica para nosotros en todo esto. Porque aquí Dios nos muestra cómo podemos tratar con estos temores específicos.

Por Robert Ewing


El temor es una sobre conciencia del enemigo. En contraste, el temor de Dios es nuestro ser constantemente consciente de Dios. Tal como Israel tuvo diferentes enemigos, así nosotros encontramos que hay diferentes enemigos que tratan de hacernos más conscientes de ellos que de Dios.
La vida de Cristo es el mayor ejemplo de victoria en esta área, pero ya que Moisés es un tipo de Cristo, encontraremos los tratos personales de Dios de victoria sobre el temor en la vida de Moisés.


Los siete anhelos del alma o deseos sicológicos son:


1. Preservación.
2. Expresión.
3. Segurid ad .
4. Lealtad.
5. Poder (control).
6. Conocimiento a través de tres fuentes.
a. Experiencia por los cinco sentidos.
b. Razón.
c. Revelación.
7. Aceptación.
a. Por apreciación de lo que hacemos.
b. Logro- realización por lo que tenemos.
c. Reconocimiento de quienes somos.
d. Afecto (cariño).



1. El temor de la muerte vencido.


Éx. 3:6 “Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”. ¿Miedo de qué? De muerte. Posteriormente Dios le dijo a Moisés que nadie podría ver su rostro y viviría. Éx. 33:20. Sin embargo el espíritu de Moisés sintió lo mismo aquí. (Pareciera haber una contradicción aparente a esto, como en Isaías 6:1, etc. la respuesta es que ellos vieron a Dios el Hijo y no a Dios el Padre).
¿Cómo le libertó Dios de este temor específico? El Señor hizo esto en la misma manera en que Él liberó a sus discípulos, quienes por temor de sus vidas tenían las puertas cerradas en el aposento alto. Jn. 20: 19-21. Los dos saludos de “Paz a vosotros” reflejan la Paz de su Palabra y la Paz de su Presencia. Y así como éstos son seguidos por “como me envió el Padre, así también yo os envío”, eso pasó con Moisés en Éxodo 3:7-10.
También es interesante ver que la misma orden se nos da como Iglesia, porque después que Cristo nos dio sus tres años y medio de su Palabra. Él entonces nos ha dado su Presencia por su resurrección.
Luego a esto sigue la Gran Comisión de Mateo 28. La razón para esta orden fue porque la Iglesia fue amenazada por una extinción posible y necesitaba esta arma para vencer este temor.


2. El temor de timidez vencido.


Éx. 3:11a ¿Quién soy yo...? a Satanás le gustaría inhabilitar nuestro instinto de expresión por este temor. Actualmente este deseo inhabilita cada uno de estos instintos del alma, razón por la cual el enemigo procura afligirnos con cada uno de estos temores. Para que no podamos marchar en el ejército de Dios.
¿Cómo Moisés fue liberado de esto? La respuesta es “Ve, porque yo estaré contigo” v.12a. Cuando testificamos de Cristo a otros es importante estar más conscientes que estamos hablando al Señor “me seréis testigos” (Hch. 1:8) más que a la gente.
El montañés Elías de repente apareció ante el malvado Acab, el secreto de la ausencia del temor de timidez se revela en sus palabras: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy”. 1R. 17:1. Elías estaba más consciente de Dios que del rey en su palacio de marfil.
Pablo descubrió que él tenía que ser “librado de la gente...” antes de ser liberado (enviado) a ellos. Hch. 26:17. Nuestra conciencia de Dios debe exceder a nuestra conciencia del hombre. Esto es porqué la alabanza y el esperar en la presencia de Dios es tan importante.
Vemos este principio dado por Cristo a la Iglesia. Porque después que el Señor dio la gran comisión de Mateo 28, Él añadió: “...Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

3. El temor de inseguridad vencido.


Éxodo 3:11b “...y saque de Egipto a los hijos de Israel”. Después de todo, cómo podía un solo hombre guiar a tres millones de esclavos descontentos a través de un mar infranqueable hacia un país desconocido. Moisés tenía que tratar con esta interrogante de temor ahora, en lugar de esperar que la crisis surgiera.
¿Cómo Moisés fue liberado de este temor? Dios le dio una señal confirmatoria. v. 12. La gente de Dios adoraría al Señor sobre su monte santo.
Otra vez vemos esta demostración en la Iglesia primitiva. “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén”. Mr. 16:20; Jn. 20:20.
También ellos estuvieron diez días sobre el monte santo de Dios de su presencia, ad orand o al Señor en el aposent o alt o. Moisés t uvo la revelación d el primer pentecostés. Pero la Iglesia primitiva tuvo la visitación del pentecostés verdadero. Dios no envió a su ejército desvalido.


4. El temor de falta de identidad.


Moisés estaba temeroso de que el pueblo no lo siguiera (le fueran leales). Ellos podrían cuestionar su origen y su trasfondo, en cuyo caso él temió la falta de cumplir el estándar de la gente para un líder. Éx. 3:13a “...si ellos me preguntaren: ¿cuál es su nombre?”.
¿Cómo Dios liberó a Moisés de este temor? Al revelar su identidad personal a Moisés; por su conocimiento de Dios. Moisés fue a decirle a Israel que “Yo soy” le había enviado a ellos. Dios “Yo soy el que soy... Dios de Abraham... Isaac... y Jacob”. v. 14,15.
Dios libertó a la Iglesia primitiva de este temor por la revelación del Cristo resucitado. En Mateo 22:32 Cristo se iguala al “Dios de Abraham...Isaac... y Jacob” como siendo el mismo “Dios de vivos”.
El Cristo resucitado, expresado por la Iglesia primitiva, muestra que ellos tuvieron la revelación de Él; así como sus enemigos, “...Y les reconocían que habían estado con Jesús”. A causa de no tener una identidad equivocada de sus líderes dados por Dios, la Iglesia primitiva “Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Hch. 2:42


5. El temor del fracaso.


Éx. 3:13b “¿Qué les responderé? Puesto que las preguntas cuatro y cinco son al mismo tiempo las respuestas para ellos, esto se traslapa un poco. Pero notemos los vs. 16-22; dieron la respuesta a Moisés. Porque él estaba temerosos de que no pudiera controlar la situación. Y Dios estaba apaciguando sus recelos al decirle cómo iría y lo que sucedería.

¿Cómo Moisés fue aliviado del temor al fracaso? En I Tesalonicenses 5:24 dice: “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”. Ésta era la lección que Dios estaba enseñando a Moisés. Inherente a sus llamados están sus capacidades. Si un ejecutivo, en nombre de su compañía, envía a uno de su equipo para ir y cumplir ciertas órdenes, por consiguiente su compañía es responsable de proveerle para su representación. Cuánto más nuestro ejecutivo en jefe nos da de sus provisiones: pero solamente si permanecemos en nuestro llamamiento. Dios tiene una palabra para todo esto, su gracia.
La Iglesia primitiva ejemplifica esta gracia. El mismo mandato que Dios dio a Moisés, lo vemos cumplido en Hechos. “Ve, y reúne a los ancianos de Israel”. Miramos a los doce apóstoles actuando en unidad. Así como Dios da a estos ancianos la revelación de su voluntad y ellos con Moisés confrontaron a Faraón, así también los apóstoles confrontaron a la jerarquía religiosa de su tiempo. Esto resultó en una opresión mayor en contra de ellos. Sin embargo, las bendiciones que Dios prometió a Moisés para Israel también se ven en los primeros capítulos de Hechos.
El Señor prometió que extendería su mano y haría milagros en medio de Egipto (cuadro del mundo). Esto es exactamente lo que la Iglesia primitiva oró y experimentó en medio de la oposición (Hch. 4:28-30), venciendo así el temor del fracaso.
“Milagros” también incluye aquellos de juicio como el caso de Ananías y Safira al ser muertos. “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos”. Hch. 4:33


6. El temor del descrédito del conocimiento de Dios. Éx. 4:1-9.


Hay básicamente tres clases de conocimiento. Hay un conocimiento que:
a. Se aprende por experiencia.
b. Se adquiere por estudio racional.
c. Conocimiento intuitivo lo cual incluye lo que aprendemos por revelación ya sea natural
(I Ts. 4:9) o sobrenatural.
“Entonces Moisés respondió, y dijo: he aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: no te ha aparecido Jehová”. Éx. 4:1. Moisés estaba temeroso que el conocimiento de Dios que él tenía fuera desacreditado cuando lo compartiera.
Dios le dio tres señales para confirmarles su conocimiento. ¿Por qué tres? Cada una se relaciona con las tres clases de conocimiento antes mencionado.

 

a. En los versículos 2-5 Moisés tenía su vara de pastor en su mano.

 

Esto figura su ministerio y también todo lo que él había aprendido por la experiencia en ello. Era como si Dios le estuviera pidiendo echar a tierra todo su aprendizaje por experiencia en la presencia de Aquel que le habló desde la zarza ardiendo. Todos tenemos nuestro “anhelo de Aventura” el cual necesita ser purificado.
 

Cuando Moisés lo hizo, la vara se convirtió en culebra (es interesante que la misma palabra hebrea, nachash, usad a para “serpiente”, t ambién significa “aprender por experiencia”. Cf. Concordancia de Strong. 5172 y 5175. Moisés huía de la culebra. Él obedeció a Dios y la tomó de la cola. Él venció el temor del peligro, que fue causado por la perversión de la vara convertida en culebra. Es peligroso para nosotros también cuando aprendemos por experiencia que estamos fuera de la voluntad de Dios. Esto ha pasado a través del estado de muerte, sepultura y resurrección.
¿Cuántos hijos de Dios han experimentado esto? Esto es un cuadro del ministerio propio de Moisés. Él ya había tratado de entrar en su ministerio al matar al egipcio. Luego él tuvo que escapar por cuarenta años. Ahora él veía la mezcla de ello y eso delante de Dios era como una culebra. Tuvo que tener fe para tomarla de la cola. En otras palabras, él estaba iniciando su ministerio donde él lo había dejado.


La vara de Moisés ahora se había convertido en la “vara de Dios”, v.20 ¿Cuál aplicación práctica obtenemos de esto? Nuestro deseo de conocimiento por aventura adquirido por medio de nuestros cinco sentidos físicos necesita ser purificado. Este proceso se llama el “desierto”. Debemos parar de hacer lo nuestro, lo cual está teñido con egoísmo, para hacer la voluntad de Dios, para que Él sea glorificado.
La Iglesia primitiva comenzó a hacer “lo suyo” como los aguiluchos en el nido acogedor de mamá, ellos necesitaron ser animados a cumplir la gran comisión. (Hch. 8:1-4). Su “desierto” fue su dispersión en el martirio de Esteban. Como Moisés huía de la culebra, así ellos huyeron en la persecución. A través de una gran fe ellos fueron por todas partes predicando la Palabra. Dios la confirmó con las señales que se seguían.


b. Dios trata con la lepra de la duda

 

Ahora veamos cómo Dios trató con el temor de su conocimiento racional siendo rechazado. Pues la segunda señal que Moisés recibió figura cómo Dios trató con la lepra de la duda. Nuestra alma con sus cinco sentidos es posesiva por naturaleza (Lc. 12:19). Nuestra mano con sus cinco dedos es posesiva por naturaleza, así que es un cuadro del alma.
La segunda señal que Dios le dio a Moisés fue la señal de la mano leprosa. Dos veces Dios le dijo a Moisés, “mete ahora tu mano en tu seno” (Éx. 4:6). Moisés tenía que vencer el temor de la maldición, cuando él metió su mano leprosa- figurando el conocimiento racional pervertido, en su seno. Él lo hizo en esperanza y fue limpia. El seno figura reposo, metiendo la mano dos veces figura el doble reposo de Mateo 11:28, 29.
El primero es el reposo de justificación. Como cuando Moisés sacó su mano la primera vez, así vemos cuán maldita e inmunda es nuestra alma (Ro.7). Pero cuando tomamos su yugo y aprendemos de Cristo, entonces hallamos reposo para nuestra alma (reposo de santificación. Romanos 8 es el gran capítulo de la esperanza en la Biblia).
 

La esperanza es el purificador de Dios (I Jn. 3:3). La esperanza nos establece en reposo. Sólo cuando nuestro conocimiento racional es purificado, y estamos en reposo, entonces estamos fuera de la “zona de peligro”.
En Hechos 7 vemos el mensaje de Esteban como una presentación lógica para ayudar al Sanedrín para conocer a su Mesías. Aunque había muchos sacerdotes que fueron obedientes a la fe (Hch. 6:7), aún así los líderes rechazaron el conocimiento de Dios. En el capítulo 8 miramos esto presentado por Felipe a los samaritanos, confirmado por señales, y recibido.
Esto les dio esperanza en su miseria, a través de esto ellos vencieron el temor de la maldición. Vemos el doble reposo en Samaria, el de justificación y el de santificación del Espíritu Santo.


c. Luego venimos al temor de conocimiento intuitivo siendo pervertido o desacreditado y cómo Dios trata con ello.

 

Dios en la altura, como el principio puro de una corriente montañosa que se convierte en río, fluye su conocimiento de revelación hacia nuestro espíritu. La humanidad, como Eva cuando tomó del fruto prohibido, ha bloqueado este fluir por su incredulidad voluntaria de la Palabra de Dios.
En Éxodo 4:9 Dios le dice a Moisés que tome el agua del río Nilo y la derrame en la tierra seca. Entonces se volvió en sangre, la tercera señal. El río Nilo estaba en el corazón de Egipto. Es un cuadro del fluir de sus corazones juntos. Moisés no podía dar razón de cada corazón, pero sí lo podía hacer del suyo.
Ya que él estaba en Egipto, su corazón se mostraba como el agua que fluía con reposo. Así que cuando Dios le dijo que la tomara, es un cuadro de su propio corazón siendo apartado del resto del mundo. Una vez que tomó el agua, luego la derramó sobre la tierra seca donde se volvió en sangre. Como en la Pascua, la sangre significaba el juicio para el pecador, pero la misericordia para el creyente.
El amor es una necesidad, si somos un canal para esta clase de conocimiento (I Co. 8:1) la misma separación y derramamiento del agua muestra el ministerio de amor a Dios y a los hombres. Como Moisés separó su porción de agua del vasto Nilo, él sabía (como la vida de Pablo lo demuestra) que el puro conocimiento de revelación viene por tal separación. Uno debe vencer el temor de ser un solitario como parte de este precio. Esto es el por qué Balaam experimentó la mezcla en su conocimiento de revelación, ya que él no pagaría este precio, una advertencia para el fin de los tiempos. (Jud. 11).
Esto se ve claramente en hechos 8, pues Simón el mago y la disciplina de Pedro en esta situación, está en un contraste agudo con el conocimiento de revelación de Felipe y de Pablo. En medio de un gran avivamiento Felipe fue enviado al sur y fue guiado sobrenaturalmente para testificar a un eunuco africano
 

Sumario:


Hemos visto cómo la fe, la esperanza y el amor son usados por Dios para vencer el temor de pervertir el conocimiento divino en sus tres áreas y sus tres temores menores.
Una última palabra, la fe, la esperanza y el amor en tres áreas del discipulado. En Lucas 14 Cristo nos muestra que el discipulado consiste en dejar de hacer lo nuestro y hacer la voluntad de Dios (v.27), dejar lo que tenemos por lo que el Señor tiene (v.33), y dejar lo que somos (identidad básica, v.26) por lo que Cristo es.
Esto requiere de fe, esperanza y amor respectivamente. Las tres señales de Moisés muestran esto. La vara del pastor muestra lo que él estaba haciendo. La mano, posesiva por su papel que desempeña, muestra lo que él tenía. El agua derramada refleja lo que él era.
7. El temor del rechazo. Éx. 4:10-26
Recuerda que estos tipos de temor no se mencionan al azar. Como se dijo anteriormente ellos reflejan el tipo de temor que es causado cuando el enemigo presiona nuestros siete instintos básicos del alma. También recuerda que el séptimo, el deseo de aceptación, es cuádruple. Tal como vimos el sexto, donde había tres temores resultantes, aquí encontraremos cuatro.


a. El temor de rechazo de lo que hacemos, o sentimos que no podemos hacer,

 

Como en el caso de Moisés, nos guía al temor de complejo de inferioridad. (V. 10). ¿Cuál es la cura de parte de Dios? Él revela su voluntad creativa a Moisés y le pide obedecer (v.11, 12). Piensa cuán inferior se sintió el niño con los cinco panes y dos pececillos. Sin embargo, él obedeció a Cristo y vio la voluntad creativa de Dios multiplicarlo todo, así que cualquier temor de inferioridad obviamente lo dejó.
En Hecho 9:1-19 encontramos al rebelde Saulo de Tarso repentinamente ciego y caído en tierra. Tan pronto como él reconoció a su nuevo Señor, halló a alguien con quien se consideraba inferior. Pero nota cómo su Mesías lo levantó. Él experimentó la mirada creativa nuevamente y Dios le predijo su voluntad creativa para él, la cual inmediatamente comenzó a obedecer.
b. El temor de rechazo a causa de lo que no tenemos, no se limita únicamente a la falta de riquezas externas, sino aquí el temor expresado por Moisés es el de no tener la suficiente riqueza moral dentro de sí, para estar a la altura del alto estándar de Dios.
Conociendo que Dios es un perfeccionista Moisés dijo en el verso 13 “Provee otro a quién tú envíes” (esto es cómo la Iglesia primitiva lo leyó en la versión Septuaginta), “envía por mano del que has de enviar”. Versión 1909. Los padres apostólicos interpretaron esto como la venida del Mesías. Esto estaría en armonía con el temor de Moisés de no estar a la altura del perfecto estándar de Dios.
 

Actualmente muchos trabajan bajo este temor de no cumplir las expectaciones de otros o el estándar de sí mismos. La cura de este temor es la voluntad justa de Dios. Esto incluye las correctas relaciones. Así que inmed iatamente Dios profetiza a Moisés que su hermano Aarón vendrá para ayudarle. También Moisés debía tomar la vara recta (de justicia) con él. (V. 14-17).
En Pedro vemos este temor de no estar a la altura de lo que algunos consideran como el correcto estándar de Justicia, porque Cornelio y su casa (Hch. 10) eran incircuncisos. Pues para Pedro ir allí era violar el estándar de Jerusalén. Dios tuvo que repetir la visión tres veces y le confirmó el ir con tres hombres.
Cuando Pedro llegó, él sostuvo a Cristo como el estándar de Dios (la vara de justicia) en su mensaje. Pedro venció este temor cuando él se dio cuenta que era la voluntad justa de Dios para el judío y el gentil el ser uno en Cristo. Su ejemplo animó al resto de la iglesia para estar abiertos en el esclarecimiento de su estándar.


c. El temor del rechazo a causa de lo que somos puede guiar al temor de resistencia.

A pocas personas les gusta la oposición. Moisés podría esperar resistencia de su suegro y amigo Jetro, y también de sus enemigos en Egipto, cuando él regresara.
¿Cuál es la respuesta de Dios para este temor? La voluntad específica de Dios (v.18-20). Dios específicamente había preparado a Jetro. También los enemigos específicos de Moisés habían muerto.
En Hechos encontramos que Pedro estuvo tentado para tener el temor de resistencia cuando él se encontró con los hermanos en Jerusalén (Hch. 11). Ellos fuertemente le resistieron por ir con los incircuncisos. Otra vez la cura para esto fue el compartir la voluntad específica de Dios en detalle. Entonces ellos glorificaron a Dios.
Luego la resistencia vino de las gentes en Hechos 12. El rey Herodes mató a Santiago y después arrestó a Pedro. Humanamente hablando no había manera de que Pedro escapara de la cárcel. La oración específica de la iglesia por Pedro se hizo y él fue libertado por el ángel.
El Señor le había dicho que comunicara estas cosas a Santiago, pues la oveja debe dar razón de sí al pastor. El rey Herodes murió un poco después.
d. El temor del rechazo de quienes somos para otros guía al temor de ser odiados, especialmente por nuestros seres amados (Éx. 4:24-27). Moisés experimentó este temor cuando, a causa de su mujer, él había sido negligente para circuncidar a su hijo.
 

En Génesis 17:14 todos los incircuncisos serían borrados del pueblo, así que Dios se encontró con Moisés en el camino y buscó matar a su hijo. Su esposa con renuencia hizo la operación. ¿Cuál es la respuesta a este temor? Es ver y entrar en la voluntad última de Dios, inmediatamente la profecía de Dios aconteció y Aarón encontró a Moisés en el monte de Dios y le besó.
Esto era el principio de la revelación de la voluntad última de Dios la cual todavía continúa para su pueblo. El acto de Moisés de circuncidar a su hijo era necesario (I Ti.3:5) antes de que él pudiera gobernar la casa de Dios. (He. 3:5).
Otra vez la cuestión de la circuncisión se da en Hechos 15. Excepto aquí la respuesta fue en reversa. No más era un “deber” tener una piedra filosa para cortar la carne, sino ahora la verdadera circuncisión es adorar a Dios en Espíritu no teniendo confianza en la carne. (Fil.3:3).
La respuesta de Dios a este temor de ser odiados y malentendidos por nuestros hermanos se encuentra de nuevo por la revelación de la voluntad última de Dios en Hechos 15:16-18. Dios reveló la profecía del tabernáculo futuro de David como siendo la entrada de los gentiles. El pueblo se gozó cuando ellos pudieron ver dispensacionalmente donde todas las cosas encajarían
Estos puntos no son sólo breves lecciones morales, sino que en una era de armas nucleares donde los temores abundan, Dios quiere que conozcamos que estamos seguros en la Roca.

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